El otro día os hablaba de que la Disciplina Positiva es alentadora, lo que se traduce en conexión con nuestras hijas y nuestros hijos.
Pero es necesario “bajar a tierra” (traducirlo en acciones) en qué consiste alentar, más cuando hemos sido criados desde el refuerzo positivo (en el mejor de los casos) y el halago vacío.
El aliento es el acto de infundir confianza, esperanza, valentía, atrevimiento (arrojo) y coraje a una persona. Dicho de una forma más coloquial, es la forma de animar a la otra persona a que se atreva a seguir intentándolo, independientemente del resultado.
Suena bonito, ¿verdad? Claro que suena bonito porque el foco lo ponemos en la persona que lo recibe, le damos el poder de hacerse responsable de sí mismo/a, le decimos que “ahí estamos sin condiciones”. No hay mejor forma de expresar nuestro amor. Por eso, yo decidí llamarme “Aliento y Alas” jiji.
Suena genial, ¿y cómo lo hacemos?
Aquí te dejo diez formas de alentar a tus hijas e hijos, para cuando te falten las ideas 😉.
- Una sonrisa. Sin decir más, mirando a los ojos. Ya sabes lo que dicen: los ojos son el espejo del alma. Muéstraselos a tus hijos e hijas.
- Una mano en su hombro. Les hace sentir que estás aquí apoyándolo/a en sus decisiones. Con todo tu amor, sin condiciones.
- “Yo también me equivoco”. Ayudamos a nuestras hijas e hijos a ver que nadie es perfecto. Aunque no lo creamos, a veces, ellos se creen que lo somos.