
Esto que os voy a contar quizá os suene más que obvio después de leerlo pero no suele quedar tan claro en el día a día.
Las emociones son para sentirlas.
Lo sé, no os he descubierto la pólvora. También diréis: Alba, si yo ya siento las emociones. Ajá, ¿todas? ¿cuándo fue la última vez que sentiste asco? ¿dónde sientes la tristeza? ¿cómo sientes la vergüenza? Aquí la mitad ya no lo tiene tan claro. Y os voy a explicar por qué.
Cuando somos pequeños tenemos una gran capacidad para sentir, muchas más que para entender las situaciones. Es lo que solemos llamar “vivir el aquí y el ahora”. Cuando nos convertimos en adultos, nos apuntamos a yoga, mindfulness o alguna actividad que nos devuelva esta capacidad de sentir porque nos hemos desconectado.
¿Qué ha pasado por el camino?
- Hemos aprendido a catalogar las emociones en dos grupos: positivas y negativas.
- Creemos que nos han permitido sentir las positivas y las negativas.
- La realidad es que no nos han permitido sentir ni unas ni otras sin decirnos lo que debemos sentir en cada momento.
Seguro que con un par de ejemplos queda esto mucho más claro.
Situación 1: Niña que le apetece mucho ir a una comida familiar. En ella estará su primo, al que tiene que contar muchas cosas y enseñarle el nuevo tiro de fútbol que ha aprendido en el parque. Su madre le obliga a ponerse los zapatos que le regaló la abuela para su cumpleaños, dice que pegan mejor con el vestido que lleva. Ya no le apetece mucho ir, le dolerán los pies y el tiro no le saldrá tan bien con esos zapatos.
¿Qué emociones creéis que está sintiendo esa niña? Cuando llegue a la comida, ¿qué emociones creéis que va a sentir?¿cuáles creéis que le van a permitir? Ninguna, porque lo más probable es que le digan que se sienta contenta por estar en reunión familiar, ensalzarán las ganas que tenía de ver a su primo y seguirán diciéndole lo guapa que está así vestida.
En esta situación podemos creer que le están permitiendo las emociones “positivas” y que no le están permitiendo las “negativas” y, como veis, si te dicen en todo momento lo que tienes que sentir, lo cierto es que no te están permitiendo ni unas ni otras.
Las emociones no se dicen cuándo se tienen que sentir.